martes, 17 de enero de 2012

El mercado global



Árboles de color canela, frutos dorados.
Manos de caoba envuelven las semillas blancas en pa-
quetes de grandes hojas verdes.
Las semillas fermentan al sol. Después, ya devueltas,
el sol las seca, a la intemperie, y lentamente las pinta 
de cobre.
Entonces, el cacao inicia su viaje por la mar azul.
Desde las manos que lo cultivan hasta las bocas que lo
comen, el cacao se procesa en las fábricas de Cadbury,
Mars, Nestlé o Hershey y se vende en los supermecados
del mundo: por cada dólar que entra en la caja, tres centa-
vos y mediovan a las aldeas de donde el cacao viene.
Un periodista de Toronto, Richard Swift, estuvo en una
de esas aldeas, en las montañas de Ghana.
Recorrió las plantaciones.
Cuando se sentó a descansar, sacó de su mochila unas
barras de chocolate. Antes del primer mordisco, se encontró
rodeado de niños curiosos.
Ellos nunca habían probado eso. Les encantó.
Eduardo Galeano, en su libro Bocas del tiempo.

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